A cualquiera le puede ocurrir que en una situación de negocios quieres ofrecer algo más que un frío apretón de mano y optas por un ligero beso en la mejilla, pero en ese momento la otra persona se desconcierta, vuelve la cabeza y terminas chocando narices o incluso peor, rozando labios de un desconocido.
No hay duda de que los besos sociales son imprescindibles, y más si cabe en estas fechas, con las comidas , cenas....a las que nos tenemos que enfrentar y eso que la cultura española es de las besuconas.
Pero....¿que ocurre cuando ofreces la mano en una primera reunión de negocios y ves que un rostro se acerca raudo hacia tu rostro? No hay nada que hacer, respirar profundo y ofrecer la mejilla....ah!y luego la otra.
Si eres de los que contrariamente está en contacto con culturas más distantes , en las que un simple apretón de manos o incluso una inclinación con la cabeza sirve a forma de saludo, cuando vuelves a una oficina donde todos se besan sin ton ni son, es dificil que te sientas cómodo. Pero las interacciones sociales requieren de un punto de encuentro, de equilibrio y el saludo es un tema delicado.
¿CONSEJOS? No realmente. Solo capacidad de observación.
Si hay más personas contigo, deja que otros comiencen con los saludos, tú te sumas al estilo que marca la mayoría.
Hay estrategias ; si no eres de los que van por los besos, ladeas un poquito la mejilla y aumenta imperceptiblemente la distancia y hasta puedes evitar el roce completo.
Haciendo un símil con la cocina diremos lo que Arguiñano "el secreto está en no abusar de las salsas".
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