Las Rías gallegas, largos brazos de mar que se adentran en la tierra, definen el paisaje de Galicia y tal vez de alguna manera también el espíritu de sus habitantes, una mágica y sorprendente mezcla de opuestos: lo oceánico y lo terrestre; lo mágico y lo real; lo titánico y lo humano. Una simbiosis entre distintos caminos, los del mar y los de la tierra, que tal vez al final acaben conduciendo al cielo ¿o no es allí donde se juntan el horizonte y los sueños?
Los 1.498 km de costa, además de sus bien conocidas riquezas gastronómicas, regalan a esta tierra leyendas, comercio, cultura, ocio, maravillosos paisajes y más de 700 playas. Desde los mansos y suaves arenales de las Rías Baixas que invitan al descanso y al baño, hasta los furiosos y bravos de las Rías Altas, batidos por el viento. Aquí los hombres solo son invitados, pues las Rías son en realidad reino de peces, gaviotas, cormoranes e incansables charranes... príncipes en fin del mar y del cielo.
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